viernes, 23 de septiembre de 2011

Sentimientos reflexivos, 11/3/08

(Damien)
"Querida Sofía:

Esta última semana sin ti ha sido catastrófica. Me he sentido como en un huracán, o quizá debería decir, que he sentido que un huracán se ha llevado todo y me ha dejado solo. Tengo a Beth, ella me ama, y yo no niego que la quiera, pero entonces, ¿por qué no paro de pensar en ti? Tú siempre estás ahí, en mi cabeza. Antes pensaba que era normal, que eras mi amiga y que era algo común que pensara en ti y que quisiera pasar momentos contigo, pero desde que sentí el suave roce de tus labios cada vez ha sido peor y cada vez me pregunto más cosas.
Sof, ¿qué soy yo para ti? O a lo mejor debería preguntar: ¿qué eres tú para mí? Dijiste amarme... y mi corazón no dio un vuelco, dio volteretas, saltos, piruetas.
¿Sabes? Esta semana he tenido discusión tras discusión con Beth. Ella también dice amarme, y yo no lo voy a negar, la quiero, pero el sentimiento no es el mismo. Mientras la beso, la abrazo, la acaricio pienso en ti, y es que absorbes cada jodido segundo de mi vida metiéndote en mi cabeza (estás constantemente dándole la vuelta a mi mundo y eso que no estás aquí, conmigo).
Vuelve, joder, Sof, te necesito... y sé que no me creerás, he dañado tus sentimientos durante demasiado tiempo, pero nunca había sido tan sincero y lo diré las veces que haga falta hasta que me creas: Te necesito, te necesito, te necesito. Sofía ¡te necesito aquí! A mi lado...

Damien."

Joder, Damien, ¿cómo le vas a enviar esta carta? Pensará que eres un acosador o un psicópata. Tuve unas ganas irrefrenables de escribir cuanto la extraño, cuanto la añoro, pero esto ahora no sirve de nada. Ella siempre estuvo ahí, a mi lado, amándome en silencio, queriéndome a escondidas, apoyándome por completo, mostrándose a medias.
¿Cómo pude ser tan estúpido? Y peor aún, ¿cómo tengo la cara de querer que vuelva después de dañarla una y otra vez? Debí romper su corazón tantas veces... Siempre supe que el corazón de Sof era frágil, como una pequeña cajita de cristal, y que, aunque ella intentara camuflarlo y pretender que fuera de piedra, había muchas cosas que la herían. Nunca pensé que yo fuera una de ellas, y quizás, la que más daño le hizo de todas.
Tengo tantas puñeteras preguntas en mi cabeza. Quiero que ella esté conmigo, pero todavía me pregunto si yo la amo como ella me ama a mí, o aún peor, si alguna vez he sido capaz de amar.
No paro de reflexionar, pero decido no enviar la carta, la cojo, la doblo y la guardo en una pequeña caja que ella me regaló, junto con los dibujos que hace cuando está aburrida en mi casa. Ahora esa pequeña caja a la que no le daba importancia es uno de mis grandes tesoros.
Sofía, necesito sentir tu calor en mi corazón.



(Sofía)
"Querido Damien:

Esta semana... ha sido uno de esos espacios de tiempo que te gustaría eliminar. No recordar, omitir. No sé cómo he podido manejarme sin tus fríos pero cálidos SMSs en clase, sin verte cada tarde, sin escuchar tus tonterías. Sin ser parte de ti.
Te he evitado, no te voy a mentir. Además, te habrás dado cuenta. ¿Y sabes por qué, Damien?
Porque eres estúpido. Eres irracional, impulsivo. Me haces daño... pero a la vez me lo evitas. Me has besado, dos veces, y ni siquiera sé cómo tomarme eso. Porque te conozco más que a mí misma, y sé cómo eres. Y por Beth. Beth, Beth, Beth. Siempre Beth.
¿Me harás caso, Damien, si te pido algo? (quiero que lo hagas, necesito que lo hagas, te exijo que lo hagas).
Desaparece de mi vida. Un tiempo, o tal vez siempre... Necesito recuperarme, salir de esta montaña rusa, dejar de tenerte clavado en cada átomo de mi ser. Dejar de pensar en ti automáticamente cuando pienso en mí misma. Y sabes que si no lo necesitara, no te lo pediría...
Sé que me quieres. No lo utilices como excusa para no hacerme caso. Ya que eso, precisamente eso, es uno de mis motivos. Es difícil de decir, Damien, pero tú me quieres y yo te amo. ¿Tiene eso alguna clase de salida diferente? Y sé que me llamarás cobarde. ''¿Estás huyendo, Sof?'' dirás ''porque huír es de cobardes''. Sí, estoy huyendo. Porque lo necesito. No puedo sostener más esto, cada vez que te veo con Beth, cada vez que ella me habla de ti... muero un poco.
Siento que las cosas sean así, Damien, lo siento de verdad. Ojalá no te amara, ojalá pudiera seguir estando siempre ahí para ti, pero me es imposible.
Me prometí no llorar más por ti.

Te quiere, te extraña y te extrañará,
Sofía."

Releo lo que acabo de escribir y unas inoportunas lágrimas recorren mis mejillas. Ya estoy, como siempre, incumpliendo promesas.
¿Cómo voy a alejarme de él, si ni siquiera puedo estar cinco minutos sin que me venga a la cabeza?
¿Cómo voy yo a vivir sin él, si sin él no hay yo y sin mí no hay él?
Tonta, tonta, tonta. Sofía, eres tonta.
Dejo el papel sobre la cama y me asomo a la ventana, apoyándome en el marco de ésta. Y veo su casa. Veo el camino que solíamos recorrer al salir de clase y el banco en el que nos sentábamos a pasar el rato, no haciendo nada pero haciendo todo. Sonrío, pero siento un nudo en la garganta.
¿Por qué tuve que invitarle a mi casa a beber?
Suspiro.
Maldito mujeriego...
Entonces volteo y veo mi carta, mi ''declaración de huída'', el papel que, ahora mismo, me parecía el más importante de toda mi vida. Lo cojo con las dos manos, lo miro un segundo, lo arrugo y lo tiro a la papelera.
Cojo un nuevo folio y con un rotulador negro escribo, temblorosa:
''Nos vemos a las siete y cuarto en el banco de siempre.
Sofía.''
Me pongo el abrigo y me dirijo a su casa, para meterle la nota por debajo de la puerta.
Eres tonta, Sofía. Pero tonta, tonta.